Plumas de semaglutida Wegovy en diferentes dosis utilizadas en el tratamiento médico de la obesidad

La EMA avala una nueva dosis de semaglutida que logra hasta un 20,7 % de pérdida de peso

La obesidad es una de las mayores amenazas para la salud pública del siglo XXI. No se trata únicamente de una cuestión estética ni de “falta de fuerza de voluntad”, sino de una enfermedad crónica, compleja y multifactorial que incrementa de forma significativa el riesgo de diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular, ciertos tipos de cáncer, problemas osteoarticulares y una reducción clara de la esperanza y calidad de vida.

En este contexto, la reciente decisión del Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP) de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) marca un antes y un después. El organismo europeo ha emitido un dictamen favorable para una dosis más alta de semaglutida (7,2 mg), el principio activo de Wegovy, tras analizar los resultados de varios ensayos clínicos de gran envergadura.

Los datos no pasan desapercibidos: una pérdida media del 20,7 % del peso corporal tras 72 semanas de tratamiento en personas con obesidad. Una cifra que, hasta hace muy pocos años, solo era comparable a los resultados obtenidos mediante cirugía bariátrica.

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¿Qué es la semaglutida y por qué ha cambiado el abordaje de la obesidad?

La semaglutida es un agonista del receptor GLP-1 (péptido similar al glucagón tipo 1). Este tipo de fármacos imitan una hormona intestinal que participa en la regulación del apetito, la saciedad y el metabolismo de la glucosa.

Su mecanismo de acción es múltiple:

  • Reduce el apetito a nivel central (hipotálamo).

  • Aumenta la sensación de saciedad tras las comidas.

  • Disminuye el vaciamiento gástrico.

  • Mejora el control glucémico.

  • Reduce la hiperinsulinemia y la inflamación metabólica.

Inicialmente desarrollada para la diabetes tipo 2 (Ozempic), la semaglutida demostró rápidamente que su impacto iba mucho más allá del control de la glucosa. Con Wegovy (2,4 mg), la pérdida de peso media ya superaba claramente la obtenida con tratamientos previos para la obesidad. Ahora, con esta nueva dosis de 7,2 mg, el salto terapéutico es aún mayor.


Los ensayos STEP UP y STEP UP T2D: qué nos dicen realmente los datos

La decisión de la EMA se apoya principalmente en los resultados de los ensayos clínicos STEP UP y STEP UP T2D, diseñados específicamente para evaluar la eficacia y seguridad de esta dosis más alta de semaglutida.

Población estudiada

  • Personas con obesidad sin diabetes.

  • Personas con obesidad y diabetes tipo 2.

  • Seguimiento de 72 semanas (algo más de un año).

Resultados clave

  • Pérdida media de peso del 20,7 % en personas con obesidad sin diabetes.

  • 1 de cada 3 pacientes perdió un 25 % o más de su peso corporal, una cifra sin precedentes en farmacoterapia.

  • En pacientes con diabetes tipo 2, la pérdida de peso fue algo menor, pero clínicamente muy relevante.

  • El 84 % del peso perdido correspondía a masa grasa, no a músculo.

  • Se mantuvo la función muscular, un aspecto crucial para la salud metabólica y la prevención de fragilidad.

Este último punto es especialmente relevante. Uno de los grandes temores de la pérdida de peso rápida es la pérdida de masa muscular, asociada a debilidad, riesgo de caídas y peor pronóstico a largo plazo. Los datos muestran que, con un manejo adecuado, la semaglutida permite adelgazar de forma metabólicamente saludable.


Más allá del peso: beneficios cardiovasculares y articulares

La obesidad no mata por el número que marca la báscula, sino por sus complicaciones. Y aquí es donde la evidencia acumulada con semaglutida resulta especialmente sólida.

Los estudios han demostrado:

  • Reducción significativa del riesgo de eventos cardiovasculares mayores, como infarto de miocardio y accidente cerebrovascular.

  • Mejora de la presión arterial.

  • Reducción de marcadores inflamatorios.

  • Disminución del dolor asociado a la osteoartritis de rodilla, gracias a la reducción de carga mecánica y a efectos antiinflamatorios indirectos.

Estos beneficios refuerzan una idea clave: tratar la obesidad no es “adelgazar”, es prevenir enfermedad y prolongar vida.


¿Es más peligrosa esta dosis más alta?

Una de las grandes preguntas cuando se aumenta la dosis de un fármaco es la seguridad. Los datos analizados por la EMA son claros: el perfil de seguridad de la dosis de 7,2 mg es similar al de la dosis ya aprobada de 2,4 mg.

Los efectos secundarios más frecuentes siguen siendo los ya conocidos de los agonistas GLP-1:

  • Náuseas.

  • Vómitos.

  • Diarrea.

  • Estreñimiento.

  • Sensación de plenitud gástrica.

La mayoría de estos efectos son leves o moderados, aparecen principalmente durante la fase de escalado de dosis y tienden a disminuir con el tiempo. No se ha observado un aumento significativo de eventos adversos graves en comparación con la dosis estándar.

Eso sí, como en cualquier tratamiento farmacológico, no es un medicamento para todo el mundo y debe prescribirse tras una valoración médica completa.


¿Cuándo estará disponible esta nueva dosis en Europa?

El dictamen positivo del CHMP no es aún la aprobación final, pero en la práctica suele ser el último gran paso regulatorio. Todo apunta a que:

  • La aprobación definitiva podría llegar en los próximos meses.

  • La disponibilidad comercial podría producirse a lo largo del próximo año, dependiendo de cada país.

Como siempre, la indicación será para personas con obesidad o sobrepeso con comorbilidades, y bajo prescripción médica.


No es magia, es medicina (y contexto)

A pesar de los titulares llamativos que hablan de “el nuevo Ozempic”, conviene hacer una aclaración fundamental: estos fármacos no son soluciones mágicas.

La semaglutida no sustituye:

  • Una evaluación clínica adecuada.

  • El seguimiento médico.

  • La educación nutricional.

  • El trabajo sobre hábitos y salud mental.

Lo que sí hace es corregir una alteración biológica real en las personas con obesidad: la desregulación del apetito, la saciedad y el metabolismo energético. Por eso funciona donde las dietas hipocalóricas tradicionales fracasan una y otra vez.


Un cambio de paradigma en el tratamiento de la obesidad

Durante décadas, la obesidad ha sido tratada como un problema de conducta individual. Hoy, la evidencia científica es clara: es una enfermedad crónica, con bases hormonales, neurológicas y metabólicas bien definidas.

La llegada de fármacos como la semaglutida —y ahora, con dosis capaces de lograr pérdidas superiores al 20 %— supone un cambio de paradigma comparable al que supuso la insulina para la diabetes hace un siglo.

No es el final del camino, pero sí un punto de inflexión. Uno que obliga a profesionales sanitarios, sistemas de salud y sociedad a replantearse cómo abordamos la obesidad: con ciencia, con rigor y sin estigmas.


Conclusión: un avance real, con responsabilidad

El aval de la EMA a esta nueva dosis de semaglutida no es una noticia menor. Representa un avance tangible en el tratamiento de una enfermedad que afecta a millones de personas en Europa.

Los datos muestran:

  • Pérdidas de peso clínicamente muy relevantes.

  • Preservación de masa muscular.

  • Beneficios cardiovasculares demostrados.

  • Un perfil de seguridad conocido y manejable.

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